Los motivos que llevan a los padres a buscar ayuda psicológica para sus hijos no siempre están relacionados con conductas disruptivas o problemas de aprendizaje. Con cada vez mayor frecuencia, las consultas se originan en una serie de malestares que los niños no expresan verbalmente, conocidos en el campo de la salud mental como síntomas internalizantes. Estas manifestaciones incluyen una marcada timidez, falta de espontaneidad en el juego y en la interacción, y un retraimiento generalizado en distintos ámbitos, como el escolar o el familiar.

Según especialistas en psicología infantil, estas señales pueden indicar un sufrimiento emocional subyacente. La falta de seguridad para hablar y relacionarse con pares y adultos, junto con una aparente incapacidad para disfrutar de actividades que antes resultaban placenteras, son focos de atención importantes. El Lic. en Psicología y Magíster en Psicoterapia Psicoanalítica, Martín Meoqui, quien actualmente cursa un doctorado en Psicología Clínica con niños y sus familias en la Universidad de la República (UDELAR) y forma parte del equipo de CAMEC, subraya que estas actitudes o silencios son una forma de manifestación de problemas que el niño no puede poner en palabras. Atender estas señales es fundamental para el desarrollo de una buena salud emocional.

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